La identidad musical, el cielo y las nubes.

Te invito a recordar esta oración: yo soy perfecto, amado y completo. Dilo en tu mente prestando atención a qué ocurre cuando lo dices. ¿Notaste voces que aparecieron automáticamente contradiciendo este mensaje? Concéntrate en esas voces. ¿No tienen un carácter casi robótico o como un reflejo corporal? Ahora quisiera preguntarte si te percataste de quién notó esas voces robóticas. Inténtalo nuevamente. Repite la oración en tu mente y esta vez fíjate si te das cuenta de que te estás dando cuenta. Un primer nivel de percepción es darse cuenta de que piensas en respuestas a la oración. Un segundo nivel de percepción es darte cuenta de que te estás dando cuenta que piensas en respuestas a la oración. Fíjate si te das cuenta de estos dos planos de percepción. Aunque el ejercicio parece un tanto extraño, veremos que es bastante relevante para el desarrollo de una identidad musical sana a lo largo del tiempo.

Analicemos las siguientes afirmaciones:

  • En promedio, Lima es más cálida que Helsinki.
  • Carlos es mejor pianista que yo 
Ambas afirmaciones expresan una relación entre dos elementos. En el primer caso, A es más que B; en el segundo, A es mejor que B. Pero también podemos derivar otras relaciones. Por ejemplo, si lima es más cálida que Helsinki, implícitamente sabemos que Helsinki es más fría que Lima. Nadie tuvo que enseñarnos eso. De manera similar, si Carlos es mejor pianista que yo, entonces yo soy peor pianista que Carlos. Nuestra mente funciona creando relaciones entre diferentes elementos y las relaciones pueden ser de múltiples tipos: similitud, diferencia, cantidad, negación, proximidad, etc.

Asimismo, otra diferencia importante entre ambas afirmaciones es que la primera se basa en un criterio objetivo y la segunda en una opinión. Si observo las temperaturas a lo largo del año en Lima y Helsinki, extraigo un promedio y las comparo, veré que Lima es una ciudad más cálida. Mientras que la segunda afirmación no se basa en un criterio objetivo, sino en el contexto: puede que Carlos haya empezado a practicar a una edad más temprana que yo, puede que su familia haya tenido recursos para nutrir su educación musical que yo no tuve, puede que lo escuché tocar una pieza que ha practicado por muchísimos meses, sin conocer el esfuerzo que le costó, y solo juzgo el resultado “final”. Lo curioso sobre nuestra mente, es que no distingue entre criterios objetivos y contextuales al momento de establecer una red.

La mente crea redes (como redes de pescar o telarañas) en las que las relaciones entre elementos se van asentando. Mientras exista la red de “Carlos es mejor pianista que yo” seguiré reaccionando con frustración y ansiedad cuando piense o me encuentre con él. Más aún, cada vez que activo la red “Carlos es mejor pianista que yo”, se reforzará, será más prominente y presente en nuestra mente.

La consolidación de una relación también lleva a su generalización. Es decir, cuando menos lo espero, la red se generalizará de “Carlos es mejor pianista que yo” a “hay muchos pianistas mejores que yo” e implícitamente “soy muy mal pianista”. Esto también hará que mi respuesta de frustración y ansiedad se generalice más allá de Carlos. Es más, el simple hecho de ver, recordar, tocar o escuchar un piano podría activar la red de “soy un mal pianista”, porque “piano” está conectado a “Carlos es mejor que yo” o “todos son mejores que yo”. ¡Y todo esto porque escuchamos tocar a Carlos sin conocer cuál era el contexto en torno a su impresionante ejecución!

Cuando menos lo esperamos, “soy un mal pianista” se convirtió en una historia de quién soy yo y la creencia en esta historia puede generar más problemas. Supongamos que, como soy un mal pianista, no me siento cómodo tocando en público y estoy seguro de que mi interpretación no será buena. ¿Qué pasaría si tomo un poco de alcohol para sentirme más relajado? Quizá ayude a corto plazo, pero a largo plazo puede interferir con mi desempeño musical, cuando no crear una dependencia. Quizá no es alcohol, pero dejo de buscar oportunidades para tocar en público porque sé que soy un mal pianista. De nuevo, quizá me protege de sentirme incómodo, pero limito mis posibilidades de desarrollar mi carrera. Es decir, la historia “soy un mal pianista” domina mi mente y dicta mi conducta. ¿Cómo liberarnos de esta historia?

Aquí es donde retomo el ejercicio inicial de este texto. Mencioné que hay dos niveles de percepción: la percepción de las respuestas automáticas y la percepción de que me percato de esas voces automáticas. En nuestro ejemplo musical, el primer nivel de percepción es darnos cuenta de que pienso “soy un mal pianista”; mientras que el segundo nivel de percepción es que yo me estoy dando cuenta que estoy teniendo el pensamiento “soy un mal pianista”.

Al desarrollar una separación entre las historias que me dicta mi mente (las nubes en el cielo) y yo como un contexto (yo soy el cielo) en el cual estas historias aparecen, puedo tener más libertad de cómo responder a ellas. Puedo ser más compasivo y quizá identificar diferentes variables contextuales que me hicieron interpretar la ejecución de Carlos como superior. Podría comprender que empezó a una edad más temprana con más recursos, que la pieza que interpretó la venía practicando por meses, que resultó ser música que él disfrutaba de tocar especialmente, que yo era un estudiante nuevo en el conservatorio, etc.

Desarrollar un sentido de identidad musical es funcional porque nos permite adaptarnos a una profesión altamente evaluada. Pensemos en tantos músicos que cambiaron sus estilos musicales para adaptarse a nuevos públicos, en tantos otros que han explorado otras actividades profesionales en lugar de encasillarse en tener que ser solista. Pensemos cómo tener una identidad musical más flexible puede ayudarnos a mejorar frente a las críticas y observaciones. En lugar de escoger no escucharlas, podemos crear un espacio y ver qué de valor podemos obtener de nuestros críticos, claro, sin que deje de ser una experiencia que pueda generar sensaciones desagradables.

La mente funciona creando redes de relaciones. A veces, estas redes pueden generar concepciones rígidas de quiénes somos. Tener un yo flexible, donde mi identidad musical es un elemento más, permitirá adaptarnos más fácilmente a diferentes retos en la profesión musical. También nos proveerá de mayor perspectiva para identificar cómo nuestro entorno influye nuestro presente y ajustar nuestra conducta de acuerdo a estas condiciones. 

 

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Fuentes

Juncos, D. G. & de Paiva e Pona, E. (2022). ACT for musicians: A guide for using Acceptance and Commitment Training to enhance performance, overcome performance anxiety, and improve well-being. Universal Publishers. 

Praxis (2023). ACT Immersion: An introduction to ACT as a process-based therapy [online course]. Retrieved from https://act.courses/signup/


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