Interpretar con intención, en el momento presente y sin juzgar.

Quisiera invitarte a probar algo un tanto extraño. Coloca una alarma por un minuto o dos. Luego, lo que sea que estés haciendo en este momento, hazlo a la mitad de velocidad (Praxis, 2023). Ya sea tomar tu café, leer este texto, levantar un brazo al aire, etc., hazlo a mitad de tiempo y deja el tiempo correr. 

¿Qué te pareció? ¿Notaste algo diferente en tu cuerpo y los movimientos que hiciste? ¿Qué sensaciones, emociones o pensamientos recuerdas experimentar? ¿Notaste que estabas notando? Yo decidí tomar un poco de agua. Noté cómo el movimiento de mi brazo hacía que la manga de mi polo rozara contra mi antebrazo. Sentí también el peso del vaso y cómo mi brazo lo compensaba para poder ser cargado. Noté también cómo se siente el vidrio sobre mis labios y cómo el agua fresca humectaba mi boca y labios. Fue curioso notar cómo se mueve mi lengua mientras tomo el agua y cómo mi garganta hacía un movimiento automático y ese sonido “glu, glu” que hacemos al pasar agua. Casi me atoro y fue interesante percatarme de esa sensación de miedo ligero, que se sintió como un calor en el pecho. También recuerdo pensar “ojalá recuerde estas experiencias para poder escribirlas” o “solo es un minuto y medio, pero se siente más largo”. Lo último de lo que me percaté fue del frío en mis dedos que sostenían el vaso, en contraste con el calor que siento en esta habitación.
 
¿Me creerías si te digo que este ejercicio nos puede enseñar cosas muy relevantes para una interpretación musical óptima? En este post, te explicaré cuáles son. Pero primero, desarrollaré un poco más el ejemplo del vaso con agua.

Si seguiste el ejercicio anterior, ya tendrás una noción física de lo que se conoce como conciencia plena o mindfulness. La conciencia plena es prestar atención de una manera específica: con intención, en el momento presente, y sin juzgar (Kabat-Zinn, 1994). Durante un minuto y medio, mi intención fue tomar agua a la mitad de velocidad, concentrándome en las sensaciones, pensamientos y emociones (i.e., eventos mentales) que ocurrían en el momento, sin juzgar si alguno de estos eventos mentales era “bueno”, “malo”, “desagradable” o “agradable”.
 
Adicionalmente, durante ese minuto y medio, también debía ajustar mi conducta hacia mi objetivo de tomar agua a la mitad de velocidad usual. Por ratos olvidaba la consigna, o tenía pensamientos que me distraían de mantener mi atención en tomar agua lentamente y percatándome de los eventos mentales que surgían. Algunos pensamientos eran funcionales, tal y como “recuerda experimentar las sensaciones”, mientras que otros no eran funcionales, tal y como “solo es un minuto y medio, pero se siente más largo” (fíjate que califico estos eventos mentales como funcionales o no de acuerdo con mi objetivo: tomar agua a la mitad de velocidad. No los califico como “correctos” o “incorrectos”). Es decir, estar en un estado de conciencia plena también requiere ajustar nuestra atención y conducta constantemente. Es como cuando alternamos nuestro equilibrio de un lado al otro cuando montamos bicicleta. 



En suma, llevar a cabo una actividad con conciencia plena requiere estar en ese estado (i.e., focalizar mi atención con intencionalidad, en el momento presente y sin juzgar) y mantenernos en este durante la duración de la tarea. Sin embargo, en la vida diaria, solemos operar fuera de un estado de conciencia plena.

Cuando no estamos en un estado de conciencia plena, reaccionamos a nuestros eventos mentales muchas veces sin darnos cuenta de que hemos sido “secuestrados” por estos. ¿Alguna vez has tenido un problema en el que te has enfocado por horas para tratar de hallar una solución? ¿Te has preocupado obsesivamente por cómo se ve tu cuerpo frente al espejo? ¿Has navegado en tu celular sin realmente prestar atención, solo para darte cuenta de que ha pasado más de una hora? ¿Has fumado cada vez que tienes un antojo? Todos son ejemplos de no estar en un estado de conciencia plena (Juncos & de Paiva e Pona, 2023). Son todos ejemplos de eventos mentales o conductas que hemos experimentado o ejecutado como autómatas, sin intención, sin darnos cuenta de que estamos en ese estado, y muy posiblemente juzgándolas como “correctas”, “incorrectas”, “desagradables” o “agradables”. Ahora que tienes una noción de qué significa estar en conciencia plena y qué significa no estar en dicho estado, pasaré al aspecto musical, para lo cual me he basado en el trabajo de Juncos & de Paiva e Pona (2023).
 
Los que hemos tenido la experiencia de tocar para un público (esto también se puede aplicar a la experiencia de tocar durante nuestra práctica) habremos notado que a veces nos sentimos completamente absortos en la interpretación: El tiempo parece detenerse o subordinarse a nuestra ejecución, estamos atentos a los sonidos que producimos y reaccionamos de acuerdo a ellos, los errores ocasionales no detienen la ejecución porque sigues guiado por la música que escuchas en tu cabeza, la música parece “darse” por sí misma y tú eres un médium. Pero también hemos tenido ocasiones en las cuales parecemos distraernos con todo menos con nuestra tarea: Tememos que algo salga mal antes de tocar, estamos más concentrados en tocar las notas correctas, pensamos en ese pasaje super complicado en el que siempre nos equivocamos y está por venir, pensamos en qué pensará el jurado o nuestro profesor, etc. El primer caso es un ejemplo de conciencia plena; el segundo, de no estar en conciencia plena. Entre músicos es común escuchar que alcanzar conciencia plena mientras tocamos es muy difícil, casi azaroso. Mientras que lo más común es lidiar con las preocupaciones propias de no estar en conciencia plena. Queremos más de lo primero y menos de lo segundo. La buena noticia, es que hay herramientas para acercarnos a ese objetivo.
 
Aprender a tocar con conciencia plena está bajo nuestro control y se puede practicar. Por ejemplo, mi meta puede ser tocar una escala en el piano donde cada nota suena como la anterior y no sentir un quiebre en la progresión de notas por los cambios de dedo. Puedo focalizar mi atención en el sonido producido por cada dedo, buscando que la siguiente nota tenga una intensidad similar a la anterior. Puedo concentrarme también en la sensación en mi cuerpo y si es que noto alguna tensión, respirar y tomarme el tiempo para relajarme antes de continuar. Cuando llegue la hora de hacer el cruce de dedos, puedo enfocarme en la preparación del movimiento y en el sonido producido. Si no es lo que busco, puedo ajustar mi conducta e intentar de nuevo. Todas estas instrucciones son funcionales con mi objetivo. Pero es posible experimentar muchos estados mentales disfuncionales con mi objetivo: Puedo pensar que es muy aburrido, puedo distraerme con el celular, puedo distraerme y empezar a tocar la escala automáticamente, etc. La idea es redirigir nuestra atención (recuperar el equilibrio en la bicicleta) hacia nuestros objetivos. Es esta habilidad de concentrarnos y de redirigir nuestra atención hacia nuestra meta la que se puede mejorar con la práctica. Esta práctica puede adaptarse a tareas cada vez más complejas, hasta practicarlas en el repertorio que vamos a interpretar. 

El objetivo de practicar conciencia plena al tocar es que podamos dirigir nuestra atención y energía hacia las conductas que nos son funcionales y distraernos menos con estados mentales y conductas que no nos sean funcionales. ¿Por qué importa? Porque la conciencia plena está íntimamente relacionada con alcanzar ese estado de absorción en la tarea. Al practicar conciencia plena, aumentaremos las posibilidades de dejarnos llevar por la música y disfrutar del viaje. 


Si quieres saber más sobre mi trabajo y mis servicios de consultoría para músicos experimentando ansiedad, te invito a revisar mi sitio web: alvarochang.com.
 

Foto por Pixabay de Pexels.

 

Fuentes

Juncos, D. G. & de Paiva e Pona, E. (2022). ACT for musicians: A guide for using Acceptance and Commitment Training to enhance performance, overcome performance anxiety, and improve well-being. Universal Publishers. 

Kabat-Zinn, J. (1994). Wherever you go, there you are: Mindfulness meditation in everyday life. New York, NY: Hyperion.

Praxis (2023). ACT Immersion: An introduction to ACT as a process-based therapy [online course]. Retrieved from https://act.courses/signup/

 

 

 

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